De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el 90 por ciento de los trabajadores de la fábrica de curtido de Hazaribagh va a morir antes de cumplir los 50 en una de las ciudades más contaminadas del mundo. La mitad de unos 8.000 ya padecen enfermedades respiratorias. Muchos de los trabajadores son niños.
El olor te atrapa desde manzanas de distancia: una mezcla de huevo podrido, carne podrida y amoniaco acre que se agarra a la garganta. Entre los rickshaws, carros de dos ruedas tirados por una persona, los hombres descalzos empujan carros apilados con pieles de color azul. En los canales abiertos una marea del mismo azul sobrenatural empuja lentamente a través de una espuma de pelo, pedazos de piel y basura. Otros residuos químicos, de color negro aceitoso, se llevan en latas abiertas, por las callejuelas estrechas y concurridas, en palos doblados sobre los hombros de los hombres.
Esto es Hazaribagh. El nombre significa "mil jardines", pero aquí no hay flores. El barrio es el lugar más contaminado en Dhaka, una de las ciudades más contaminadas del mundo. Tan sólo 20 días después del derrumbe del edificio que alojaba talleres textiles y que causó, al menos, 1.127 muertos en una fábrica de Bangladesh de confección de ropa barata para las marcas occidentales, esta industria en el centro de la capital del país es un desastre más lento pero mucho más letal.
Miles más de vidas están arruinadas por los millones de litros de residuos que se vierten, sin tratamiento, a los canales de curtiembres del distrito, a través de una zona de viviendas llena de gente, y al río principal de Dhaka. Los niveles de cromo, plomo, compuestos organohalogenados y otras sustancias tóxicas superan los niveles legales máximos en el agua, envenenando los pozos de Hazaribagh. Los residuos químicos viajan río abajo, entre el arroz paddy y los estanques de la Bahía de Bengala donde se crían camarones para la exportación.
Sin embargo, la industria en el corazón de la capital de Bangladesh está en auge, ya que el cuero "bengalí negro" de alta calidad, muy solicitado por los fabricantes de artículos de cuero de Europa, es barato.
Esto es Hazaribagh. El nombre significa "mil jardines", pero aquí no hay flores. El barrio es el lugar más contaminado en Dhaka, una de las ciudades más contaminadas del mundo. Tan sólo 20 días después del derrumbe del edificio que alojaba talleres textiles y que causó, al menos, 1.127 muertos en una fábrica de Bangladesh de confección de ropa barata para las marcas occidentales, esta industria en el centro de la capital del país es un desastre más lento pero mucho más letal.
Miles más de vidas están arruinadas por los millones de litros de residuos que se vierten, sin tratamiento, a los canales de curtiembres del distrito, a través de una zona de viviendas llena de gente, y al río principal de Dhaka. Los niveles de cromo, plomo, compuestos organohalogenados y otras sustancias tóxicas superan los niveles legales máximos en el agua, envenenando los pozos de Hazaribagh. Los residuos químicos viajan río abajo, entre el arroz paddy y los estanques de la Bahía de Bengala donde se crían camarones para la exportación.
Sin embargo, la industria en el corazón de la capital de Bangladesh está en auge, ya que el cuero "bengalí negro" de alta calidad, muy solicitado por los fabricantes de artículos de cuero de Europa, es barato.